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miércoles, 6 de febrero de 2008

La gran joya de Segovia


Segovia, declarada Patrimonio de la Humanidad tiene una grandísima oferta monumental como consecuencia de su amplia riqueza en bienes patrimoniales. Por toda la provincia hay arte y sobre todo, abundantes muestras del románico, gótico y mudéjar. El itinerario principal por el recinto amurallado que une las tres joyas de talla mundial de Segovia, Acueducto, Catedral y Alcázar, es el más visitado por la multitud de turistas que en cualquier época del año llegan a la ciudad con la finalidad de disfrutar de su encanto. Pero ésta, a pesar de ser la ruta más conocida, no es la única. La capital segoviana cuenta con diferentes itinerarios a través de los cuales se puede realizar un recorrido por las mil, que no siete, maravillas de la ciudad. La joya más bonita de Segovia. Así se puede calificar a esta fortaleza que cautiva a todos y cada uno de los turistas que llegan a Segovia, visitan sus jardines y un interior que al recorrerlo permite trasladarse e imaginar como era la vida en el siglo XIII, momento en que el castillo se convirtió en residencia real, con unas habitaciones personales engalanadas como en la época, unos pasillos largos y un eco que retumba en todas y cada una de las instancias de esta enorme y maravillosa fortaleza. Su ubicación estratégica, — se alza en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, sobre una elevación rocosa que servía de protección ante posibles invasiones y las numerosas e históricas celebraciones que tuvieron lugar dentro de la paredes de el Alcázar — muestra la relevancia que tuvo en su momento una de las joyas nacionales más importantes. Entre otras muchas citas históricas que tuvieron lugar en su interior Alfonso X celebró las Cortes Generales, 1256, Isabel La Católica se proclamó reina de Castilla, 1474, se celebró la Boda de Felipe II con Ana de Asturias en 1570 y Carlos III estableció el Real Colegio de Artillería en 1764. El profundo foso que rodea el castillo, al que se accedía a través de un puente levadizo, los numerosos sótanos y pasadizos que bajan hasta el río y las mazmorras en las que malvivieron personajes reales como Don Álvaro de Luna o delincuentes como 'Honrado de Jovellanos', son, junto a los aposentos reales y el patio de armas, en la actualidad escenario de conciertos de música de cámara, las partes que más interés y admiración provocan. Según cuentan, en el balcón de la Sala de los Reyes, se muestra una cruz que rememora un suceso impactante. El infante Don Pedro de Castilla, hijo de Enrique II el de las Mercedes, estando en los brazos de su aya se resbaló, precipitándose al vacío. La niñera, atemorizada por las posibles represalias se lanzó tras el niño. Otra versión de este suceso, la histórica, cuenta que el infante cayó al vacío mientras jugaba con unos amigos a la pelota.

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