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miércoles, 2 de mayo de 2007

MUERTE DE UN DELFIN EN LA BARCELONETA


La UAB estudia la causa de la muerte del delfín de BCN
• En el Mediterráneo occidental nadan 100.000 cetáceos de la misma especie

Mariano Domingo antes de iniciar la necropsia al delfín de la Barceloneta. El cuerpo del delfín listado que el pasado domingo murió en la playa de la Barceloneta, al ser rescatado por los veterinarios, fue sometido ayer a una necropsia que determinará de qué enfermó. La intervención fue dirigida por el doctor Mariano Domingo, catedrático de Anatomía Patológica animal de la facultad de Veterinaria de la UAB, que en los últimos años ha analizado el cuerpo sin vida de más de 200 delfines.El delfín, un adulto de más de 1,80 metros de largo, sufrió, posiblemente, una infección causada por bacterias, parásitos u hongos, procesos que son habituales entre los mamíferos acuáticos.VERTEDEROEn las inmediaciones de la costa catalana habitan tres tipos de delfines, entre los que los listados, que deben ese nombre a la línea que marca su cuerpo entre el ojo y la aleta delantera, son los más numerosos. De hecho en todo el Mediterráneo Occidental se calcula que hay unos 100.000 ejemplares. También se encuentran los delfines mulares, de mayor tamaño --son los que se encuentran en el zoo--, cifrados en esa misma zona entre 600 y 1.000, y los denominados comunes, que son los menos frecuentes, con una población habitual en las costas catalana, balear y francesa de 200 a 400 ejemplares.Estas especies comparten el hábito de vivir siempre en aguas que no disten más de 400 o 500 metros del fondo terrestre, lo que en la costa catalana supone estar a una distancia de unos 20 kilómetros de la playa.El delfín listado muerto el domingo fue rescatado por veterinarios del Centre de Recuperació d'Animals Marins (CRAM) de Premià de Mar (Maresme), centro de referencia mundial en la curación de especies marinas contratado la Generalitat. Una vez se haya conocido el resultado de la necropsia, el destino del cetáceo será un vertede
ro.

ALERTA ANTE UNA NUEVA DROGA DE GRAN TOXICIDAD QUE SE EXTIENDE POR EUROPA



MADRID. N. RAMÍREZ DE CASTRO
El último informe del Observatorio Europeo de las Drogas recoge numerosos casos de jóvenes ingresados en el hospital por el consumo de BZPLa última droga de abuso que ha entrado en España es un derivado de la «piperacina» que se llama BZP. Diseñada como un tratamiento de uso veterinario, hoy se ha convertido en la alternativa legal del éxtasis por sus efectos estimulantes y alucinógenos. En internet es fácil conseguirla para uso recreativo en pastillas para fiestas («party pills»), incluso como píldoras «herbales» o «naturales» para animar su consumo.
Pero la BZP es pura química. Su estructura es similar a las anfetaminas y produce efectos parecidos. El último informe del Observatorio Europeo de las Drogas advierte de que esta nueva droga de síntesis se está extendiendo con rapidez por las discotecas y zonas de ocio de las ciudades europeas, incluidas las españolas. Es un nuevo negocio para las mafias y también un nuevo motivo de preocupación sanitaria por sus consecuencias en la salud de los más jóvenes.
Advertencia para médicos
Aún no se conocen los efectos a largo plazo, pero sí los más inmediatos. El informe del Observatorio Europeo recoge decenas de ingresos hospitalarios de jóvenes del Reino Unido, Suecia, Suiza, y Malta, incluso fallecimientos por diferentes causas, en las que la autopsia reveló el consumo de BZP.
En el último número de la revista médica «The Lancet», médicos del Guy´s and St. Thomas Hospital de Londres alertan en un estudio sobre los «efectos peligrosos e inmediatos» de esta nueva sustancia de abuso. El equipo de David Wood cuenta el caso de una joven de 18 años a la que le bastó consumir una tableta de BZP para perder la consciencia y sufrir un colapso. El «shock» o colapso se produce por la falta de riego sanguíneo en la perifera del cuerpo, poniendo en riesgo el funcionamiento renal. La joven inglesa fue uno de los siete pacientes admitidos en el servicio de urgencias con síntomas similares (elevada presión sanguínea, baja temperatura corporal, escala 15 del coma...) tras consumir estas pastillas en una discoteca. Estos casos se recogieron en «The Lancet» como advertencia a otros médicos de urgencias para que sepan cómo actuar, porque la sustancia puede escaparse a los análisis convencionales de detección de drogas de abuso.
Los médicos británicos advierten de que en Nueva Zelanda, donde las píldoras de BZP se consumen desde el año 2000, se conocen bien los efectos secundarios y su toxicidad. El mismo estudio recoge otro trabajo que documenta 80 casos de consumidores de BZP que ingresaron en hospitales neozelandeses con síntomas similares a los de las anfetaminas. Ansiedad, agitación, taquicardias, náuseas, vómitos, confusión, colapso... Incluso se documentó un caso de psicosis.
Otro trabajo, también realizado en Nueva Zelanda, recoge otros daños a largo plazo entre 2.000 consumidores de estas «pastillas para la diversión». Los problemas psicológicos y el insomnio fueron los problemas más comunes. Los sufrieron el 50% de los consumidores consultados. Esos problemas se describieron como «pérdida de energía», «pensamientos extraños», «cambios de humor», «confusión», «irritabilidad». Entre los efectos físicos más notables destacaron temblores, náuseas, jaquecas, temblores y exceso de sudoración.
Como las anfetaminas
El riesgo a largo plazo por el abuso de esta sustancia aún está por determinar, aunque se teme que sea similar al de las anfetaminas. De estas drogas estimulantes sí se conocen sus principales riesgos. Se sabe que el consumo continuado puede producir depresiones severas y un cuadro denominado psicosis tóxica anfetamínica, que se puede confundir con la esquizofrenia.
El perfil de consumidores es también al de anfetaminas y éxtasis, según el Observatorio Europeo de Drogas. «Es un fenómeno joven. La consumen chicos entre 15 y 24 años, la mayoría de áreas urbanas, durante el fin de semana que frecuentan fiestas y discotecas». Se presentan en solitario o mezcladas con otras sustancias de abuso como cocaína, esteroides o cafeína.

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