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viernes, 11 de mayo de 2007

ANATOMIA PATOLOGIA. FERMIN APEZTEGUIA


«El médico ya no toca al paciente, sólo le dice: 'hágase una placa'»
«Cada vez que firmamos un diagnóstico estamos causando un drama familiar; no lo olvidemos»
Fletcher explica la labor del médico patólogo.
Con 35 años, Christopher Fletcher se convirtió en el catedrático más joven de la Universidad de Harvard. Hoy, 14 años después, está considerado como el mayor experto del mundo de su especialidad, la Anatomía Patológica. Ayer visitó Bilbao para dar una charla en el hospital de Basurto.-Perdone mi entrada; ¿qué es esto de la Anatomía Patológica?-Somos unos desconocidos. El trabajo de los patólogos consiste básicamente en diagnosticar sobre todo cánceres, pero también otras enfermedades, a partir de pequeños trocitos de tejido. Intentamos definir si se trata de un tumor benigno, malo, mediano o muy malo. Hacemos un pronóstico de la enfermedad.-¿La suya es fundamentalmente una tarea de laboratorio?-Es un trabajo muy diferente al que se practica en los laboratorios del resto de nuestros compañeros, porque es muy interpretativo. Observamos los tejidos al microscopio y buscamos una explicación a lo que vemos a través de él.-¿Como el doctor House!-No, no tiene que ver, ja, ja.-¿Por qué eligió esta especialidad?-Mi padre era un cirujano que pasaba las horas en el hospital y casi no le veía. Incautamente, decidí hacer Anatomía Patológica porque pensé que me permitiría hacer una vida un poco más reposada.-¿Resultó ser todo lo contrario?-Pasó más horas en el hospital que las que hacía mi padre tratando a los pacientes. Piense que los patólogos vemos la enfermedad en el más amplio sentido del término. Un biopsia cardiaca, cerebral, de la piel, el estómago...-¿Echa de menos el trato directo con los pacientes?-Me encanta. Los patólogos deberían relacionarse mucho más con ellos, siempre lo digo, porque tienen muchas cosas que decirles que les pueden ayudar mucho.-¿Qué es lo que más le ha impactado de todo lo que ha descubierto en su microscopio?-Me preocupa saber que detrás de cada placa que observo bajo mi microscopio hay un paciente que sufre, una persona con problemas a la que puedo ayudar. Los patólogos somos los verdaderos abogados del paciente frente al clínico, diciéndole exactamente lo que tiene, ni más ni menos.El peso de la rutina-¿Recuerda qué noticia ha sido la que más le ha costado dar?-Por desgracia, todos los días tengo sobre mi mesa 20 ó 30 casos fatales procedentes de todo el mundo. Lo más importante es que el patólogo y los médicos que están aprendiendo la especialidad sepan que cada vez que firman un diagnóstico están destruyendo una familia, provocando un drama personal y familiar de tremendas proporciones.-¿Por qué pone tanto énfasis cuando habla de esta cuestión?-Me resulta muy difícil, muy traumático, encontrarme con un matrimonio de 80 años, que lleva medio siglo unido, y decirles que uno de ellos se va a morir. Es muy triste darse cuenta del impacto que tu noticia tiene en la pareja. Es algo que siempre tengo presente y que quiero que los médicos jóvenes no olviden.-¿La rutina hace que los médicos olviden que tratan con personas ?-Desgraciadamente, les ocurre a todos. Tal vez, hasta cierto punto, sea algo inevitable. La tecnología ha deshumanizado la medicina. Ya no es fácil encontrar al facultativo que toca al paciente, que le explora con sus manos para saber qué le puede pasar. Simplemente le dicen: 'vaya y hágase una placa'.-No hay mucho tiempo...-El horario al que nos vemos sometidos contribuye a esa deshumanización, no permite atender al público como debieras. La carga de trabajo, sin duda, influye.«Soy un paciente fácil»-Por lo que usted ha visto, ¿cuál diría que es la enfermedad de la que más nos debemos proteger?-El cáncer más frecuente en los países occidentales, el más fatal, es el de pulmón; y es precisamente el que mejor se puede prevenir porque se encuentra directamente relacionado con el hábito de fumar. Es totalmente prevenible porque basta con dejar el tabaco.-¿Merece la pena viajar a Estados Unidos para tratarse el cáncer?-Tal vez en algunos casos desesperados o muy concretos, pero no lo creo. Hubo un tiempo en que el uso de las terapias génicas estaba restringido a Estados Unidos y eso podía explicar el viaje, pero hoy están disponibles comercialmente en todo el mundo. Por regla general, no lo veo mejor. Además, estas terapias, en realidad, han prolongado la vida de los pacientes un poco, tampoco mucho más.-Es usted un gran médico. ¿Se considera un buen paciente?-Soy un paciente muy fácil, muy bueno para los médicos. Siempre creo en ellos... Hay que creerles... ¿Qué otra opción te queda?-¿Qué mensaje quiere que quede de su visita a Bilbao?-Los patólogos somos médicos que nos dedicamos a cuidar a los pacientes. Nuestro trabajo no tiene que ver con las autopsias, que son sólo una mínima parte. Tenemos una posición crucial en el diagnóstico y la terapia, pero la gente ni nos conoce ni sabe de la importancia de nuestra labor.

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